Trabajar desde casa o en la oficina

Hay personas que prefieren trabajar desde casa y han conseguido un esquema para organizarse y ser efectivos, hay otros que disfrutan yendo a la oficina, cambiando de ambiente, compartiendo con sus compañeros. Se trata de una elección personal que como cualquier otra cuenta con aspectos positivos y negativos y que deberás evaluar para saber si realmente te beneficiará.

·  Ventaja: compaginar tu vida familiar y profesional
El trabajo desde casa es una gran opción para muchas personas que desean pasar más tiempo con su familia, en especial con sus hijos, pero que no se pueden permitir el hecho de estar sin empleo.

·  Ventaja: ahorro de tiempo y dinero
En especial en las ciudades en las que el tráfico es un problema mayor, trabajar desde casa se convierte en una gran ventaja pues nos permite ahorrar tiempo en trasladarnos de un lugar a otro, así mismo disminuimos los gastos de gasolina y transporte público.

·  Ventaja: flexibilidad horario y elección del lugar
Trabajar desde casa implica por lo general una mayor flexibilidad horaria y es que ante la ausencia de un jefe que constantemente te supervisa puedes distribuir tus tareas a lo largo del día como mejor te parezca, esto permite llevar una vida menos limitada. Al mismo tiempo puedes escoger el sitio en el que trabajar, puede ser tu hogar pero también una biblioteca, la montaña, o cualquier sitio fuera de la ciudad, finalmente a nadie le interesa dónde estás físicamente.

·  Desventaja: falta de contacto
Muchas personas se sienten a gusto trabajando rodeados de gente pues relacionarnos socialmente es una de las características principales de los humanos y sin duda la oficina es uno de los mejores lugares para hacerlo. 

·  Desventaja: distracciones a la mano
La productividad al trabajar desde casa es muy relativa, pues para rendir realmente debes hacer un esfuerzo para concentrarte, el problema es que en casa las distracciones están siempre a la orden del día. Si no se fijan horarios y se crean esquemas el resultado puede ser menor al esperado

·  Desventaja: mezcla de lo personal y lo laboral
Cuando tu espacio laboral y personal son el mismo a veces puede resultar difícil separar una cosa de la otra y por ejemplo disfrutar de un domingo en paz en casa sin pensar en el trabajo, o por el contrario dejar a un lado tus preocupaciones domésticas mientras atiendes tus tareas profesionales. 

 

El síndrome post vacacional

EL SÍNDROME POST VACACIONAL SE GESTA UN MES ANTES DE LAS VACACIONES.
De hecho se lucha contra el síndrome post-vacacional antes, durante y después de las vacaciones, y no solamente al regreso. Es necesario para ello asumir una perspectiva de “prevención y acción”:

ANTES DE LAS VACACIONES:

  1. Evitar pensar en las vacaciones como la “Solución a nuestros males”, “El momento en que nuestros sueños se hacen realidad”, “El momento de felicidad ante una vida de esfuerzo y sacrificio” o como “Lo mejor de nuestra vida”, sino como un momento de descanso a aprovechar.
  2. Evitar programar estar ausente durante periodos largos de tiempo: las clásicas vacaciones de 1 mes nos alejan demasiado tiempo del entorno laboral, lo cual no nos permite “controlar” o prever lo que podemos encontrar al regreso: mayores dificultades para afrontar los cambios o la gran cantidad de trabajo acumulado que conlleva (imaginemos 1 mes de e-mail sin atender).
  3. Evitar concentrar las vacaciones en un solo periodo al año primando más bien la posibilidad de disponer de 2 periodos de vacaciones al año, y un par de días sueltos para aprovechar en coincidencia de puentes u otras fechas de interés: nos ayudará a pensar que no tendremos que esperar mucho tiempo para volver a disfrutar de ellas.
  4. Planificarse una vuelta al trabajo con tareas cortas y sencillas:   “trabajo light” (limpieza de la mesa, archivo de documentos, correo, etc.), en contra de la recuperación de “marrones no resueltos”.
  5. Irse de vacaciones con los deberes hechos y evitar marcharse con frentes abiertos, proyectos por entregar y decisiones por tomar.

DURANTE LAS VACACIONES:

 

  1. Dedicar cierto tiempo al descanso y la contemplación antes que intentar “aprovecharlo” todo hasta el último segundo: esto nos llevaría a estresarnos por hacer cosas, antes que relajarnos.
  2. Evitar estar ociosos o dormir todo el tiempo, ya que esto abriría el diferencial de ritmo de vida al regreso.
  3. Realizar actividades que nos permitan seguir manteniéndolas a lo largo del resto del año, esto aliviaría el diferencial entre “vacaciones” y “periodo de trabajo”.
  4. Mantener unos horarios de comida y descanso similares a los que se siguen cuando se trabaja, sobre todo dos o tres días antes de la incorporación.
  5. Evitar “saltar de la colchoneta a la silla de trabajo”, pudiendo volver de las vacaciones dos o tres días antes de reincorporarse al trabajo.

DESPUÉS DE LAS VACACIONES:

 

  1. Seguir actividades que empezamos a practicar durante las vacaciones: nos ayudará a mantener aquellos momentos agradables que disfrutamos durante las vacaciones.
  2. Tener o buscar cosas placenteras que hacer durante los primeros días de regreso nos ayudará a descentrarnos de la melancolía y nos enfocará hacia pensamientos y acciones positivas.
  3. Pensar en organizar las siguientes vacaciones: saber que estamos organizando otras vacaciones nos ayudará a ver las próximas vacaciones más cercanas.
  4. Realizar pequeños cambios en el entorno físico de trabajo (mesa, paredes, etc.) con el fin de evitar asociarlo con el periodo previo a las vacaciones y evitar agravios comparativos entre la bonita sensación de relajación de las vacaciones y el estrés del día a día del trabajo.
  5. Organizar la agenda diferenciando lo importante de lo urgente.
  6. Programar nuestra mente enfocándola hacia los nuevos retos a alcanzar y posibles beneficios que nos puede traer la próxima etapa laboral: nos ayudará a poner en marcha acciones de voluntad hacia el trabajo antes que permanecer en una actitud pasiva, de expectativa, o defensiva.