Dónde y como deben estudiar los niños

 

Recomendaciones para conseguir un buen ambiente de estudio:

– Habitación. El lugar de estudio debe ser siempre en el mismo para que no existan nuevos elementos de distracción cada vez que el niño va a estudiar o a hacer las tareas.
– Muebles. La habitación debe contar con algunos elementos básicos (mesa o escritorio y silla). Hay que tener a mano todo lo necesario.
– Serenidad. El ambiente del recinto debe ser silencioso (lejos de televisión, radio, teléfono y otros ruidos).
– Tranquilidad. El lugar debe permitir la concentración y la atención (evitar la presencia de elementos que puedan distraer).
– Ambiente. La habitación de los niños debe tener una ventilación y temperatura adecuada, así como una buena iluminación natural, si es posible.

Recomendaciones para planificar las sesiones de estudio:

1. Organización. Para planificar el tiempo de estudio es necesario asignar un tiempo determinado a cada asignatura en función de su dificultad.

2. Planificación. Conviene elaborar un calendario, que se deberá seguir. Hay que intentar, en la medida de lo posible, conseguir los objetivos o metas propuestas. Ser constante en esta tarea creará un hábito muy importante de organización y de orden.

3. Ritmo de trabajo. La planificación del estudio debe estar hecha a la medida de cada uno, a su ritmo de trabajo y aprendizaje.

4. Tiempo de descanso. Una buena planificación, además de dar cabida al estudio, debe reservar tiempo para el ocio y el descanso.

5. Orden de prioridades. Hacer la lista de los trabajos diarios siguiendo el orden de los más urgentes a los menos y por orden de dificultad. Es decir, los más difíciles al principio, ya que el niño estará más despierto y fresco.

6. Flexibilidad y adaptación. Toda planificación debe ser flexible. Debe poder ajustarse a posibles cambios o a dificultades no previstas.

7. Uso de una buena silla de de estudio. Desde edades muy tempranas, los niños se sientan en sillas, bien sea para hacer deberes, jugar, leer o estar en el ordenador. Por lo tanto, la elección de una buena silla de escritorio es fundamental, ya que tiene que cumplir con unas necesidades básicas: estar diseñadas para promover una correcta postura en los niños, adaptables a la edad y a la altura y sobretodo, que sean llamativas para ellos.

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5 consejos para evitar cefaleas posturales en la oficina

Las cefaleas, o dolores de cabeza,  son uno de los trastornos más comunes del sistema nervioso  y constituyen el motivo más frecuente de consulta médica en todo el mundo. Durante un año, se calcula que casi el 50% de las personas adultas sufrirán dolor de cabeza en al menos una ocasión. De éstas,  casi el 10 % requerirán tratamiento médico.

Se han descrito más de 300 diferentes dolores de cabeza. Dentro de las cefaleas podemos encontrar las migrañas o jaquecas, cefaleas tensionales, brotes o por uso excesivo de analgésicos. Sin embargo, no existe un diagnóstico de referencia, por lo que su tratamiento se realiza en función de los síntomas que presenta cada paciente.

Por su enorme importancia, para el tratamiento de los dolores de cabeza, son necesarios profesionales sanitarios bien capacitados, que aporten una detección y diagnóstico exactos que establezcan un tratamiento eficaz.  Por ello, si sufres de cefaleas continuas, el primer consejo que debes seguir es el de visitar a tu médico de cabecera.

A pesar de no existir un diagnóstico de referencia se ha descubierto que un alto porcentaje de los caso analizados, estos dolores de cabeza tiene como origen las cervicales, por lo que las correcciones posturales cuando nos encontramos  en entornos donde pasamos la mayor parte del día (la oficina, por ejemplo) es una de las claves para evitar o reducir este tipo de dolores.

No obstante, en este artículo vamos a tratar aquellos dolores de cabeza producidos únicamente por la adquisición de una mala postura. Cuando nos encontramos en la oficina; sentados en nuestra silla frente al escritorio o trabajando con el ordenador, es habitual adoptar una posición incorrecta de las cervicales.  Una mala postura mantenida de forma prolongada puede producir una contractura muscular cervical y, con ella, dolor de cabeza.

De todo lo anterior extraemos que la postura en la oficina es fundamental para evitar los dolores de cabeza; por lo que podemos dar una serie de recomendaciones (sin tratar de sustituir -en ningún caso- las prescripciones de un profesional de la salud) recomendamos tener en cuenta lo siguiente:

1.       Alinear la cabeza con el tronco. Es muy frecuente dejar llevar la cabeza hacia el frente, lo que provoca que las cervicales no estén correctamente alineadas con el tronco. La cabeza y la columna vertebral han de estar colocadas en la línea de gravedad. Además, es importante mantener la silla próxima a la mesa. De esta manera evitaríamos la inclinación hacia adelante del tronco.

2.       Evita mantener la espalda encorvada y los hombros caídos. Está muy relacionada con la anterior. Una de las posturas más habituales mientras estamos sentados en la silla consiste en encorvar la espalda y dejar caer los hombros, de manera que afecta a la correcta alineación de las cervicales. Una postura erguida es la mejor opción para evitar dolores de cabeza (y también de espalda y cuello). Se recomienda sentarse en sillas altas, con respaldos rectos, con la espalda bien apoyada en el respaldo.  Hay que evitar sentarse en el borde de la silla o con el tronco girado.

3.       Diseño de la silla. Debe ser adecuado al tipo de tarea, siendo importante que la altura de la base del asiento y del respaldo sean regulables.

4.       Lectura. Si en el trabajo vas a pasar la mayor parte del tiempo leyendo, evita estar tumbado para la lectura. En este caso es fundamental el uso de un atril y un reposapiés en el suelo, de tal manera que genere una posición ligeramente inclinada de las piernas respecto a un ángulo de 900. Se recomienda mantener el cuello en posición recta, no flexionado ni girado, y es recomendable el uso de un reposacabezas.

5.        Si estás sentado durante periodos de tiempo prolongados; debes usar sillas ergonómicas, asientos que se adaptan a tu anatomía. Estas sillas deben presentar una curva a nivel lumbar. Además, se recomienda utilizar sillas con reposabrazos. En su defecto, puedes apoyar los brazos sobre la mesa en ángulo recto.

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Sostenibilidad: reciclaje y reutilización de materiales.

El medio ambiente es un elemento clave en nuestra calidad de vida. Su estado incide directamente sobre nuestra salud y por tanto la conciencia sobre su cuidado debe empezar por nosotros mismos y por nuestra exigencia a empresas y gobiernos de aplicar modelos de gestión sostenibles que ayuden a una correcta utilización y aprovechamiento de los recursos naturales. No podemos olvidar que estos recursos son limitados y que si no actuamos desde ahora, en algún momento se acabarán.

Entre otras, parte de las medidas de gestión medioambiental que más calado han tenido en las sociedades modernas —aquellas que más recursos naturales consumen— son la reutilización y el reciclaje de productos de desecho de manera que puedan tener una nueva aplicación en el mercado.

El reciclaje consiste en un conjunto de procesos que a partir de materiales de desecho, llevan a la obtención de una materia prima con una calidad suficiente como para volver a ser utilizada con todas las garantías. Estos procesos son principalmente la recuperación de residuos, la clasificación de los residuos aprovechables y finalmente el reciclado, donde mediante procesos específicos para cada material estos son tratados para obtener diferentes materias primas. Seguro que estamos familiarizados con los diferentes contenedores de colores para que colaboremos en la recuperación y clasificación desde la base: azul para papel y cartón, amarillo para los envases que normalmente utilizamos en nuestro día a día y verde para el vidrio. También es habitual contar con puntos limpios donde, además de lo anterior, podemos dejar electrodomésticos, plásticos, metales, etc.

Los materiales más comúnmente utilizados en la fabricación de sillas de oficina son el aluminio, el acero y diferentes tipos de plástico. El aluminio es un material extremadamente fácil de reciclar, ya que simplemente hay que fundir las piezas de aluminio desechadas. Esto no afecta a la estructura del metal por lo que se puede reciclar ilimitadamente y el resultado es un producto de la misma calidad que nuevo. Además, la energía utilizada para reciclar aluminio es aproximadamente el 5% de la energía que se tendría que utilizar para obtener aluminio a partir de la bauxita extraída de las minas. Con el acero ocurre algo similar, ya que mediante la fundición puede volver a recuperarse material férreo, además de materiales adicionales utilizados en la aleación, como el zinc o el estaño, todo utilizando aproximadamente un 30% de la energía necesaria para el producto nuevo. Los plásticos son quizás los materiales más complicados de reciclar. Parte de ellos pueden volver a fundirse para reutilizarse, pero normalmente la pureza de los materiales va disminuyendo en cada reciclado. En muchos casos, los tintes utilizados para su fabricación impiden volver a utilizar este material. Son materiales que hay que tratar con cuidado ya que no pueden volver a reincorporarse tal cual en la naturaleza.

El ahorro de energía a la hora de reciclar materiales es importante ya que significa que se consumen menos combustibles fósiles, lo que genera menos dióxido de carbono perjudicial para nuestra atmósfera.

Por otra parte, además de reciclar materiales, también podemos reutilizar aquello que ya no necesitamos. De esta forma generamos menos residuos, utilizamos menos energía en la transformación y utilizamos menos recursos. Una caja de zapatos podemos utilizarla para guardar fotografías, pero si lo hacemos con un poco de creatividad, podemos tener un perchero a partir de una silla vieja o reconvertirla en un macetero.

 
Silla convertida en perchero. fuente: http://geoframsay.com/wallhax


Silla convertida en macetero. fuente: http://goo.gl/apP8Rp

¿Y cómo podemos contribuir?

Podemos comenzar por separar la basura en casa y depositarla en el contenedor adecuado, llevar los metales y electrodomésticos que ya no necesitemos a puntos de recogida, utilizar la imaginación para reutilizar objetos… pero además es posible que muchos de los objetos que adquirimos —como nuestra silla de oficina—  ya estén fabricados con materiales reciclados, ya que resultan más baratos y ofrecen todas las garantías de calidad.

Problemas posturales de la columna vertebral

Una parte fundamental de nuestra salud y bienestar pasa por mantener una buena forma física. De esta manera, nuestro tono muscular permitirá que mantengamos una postura erguida, manteniendo la espalda en la posición correcta en todo momento, permitiendo que –además- ésta sea resistente a esfuerzos o posturas forzadas puntuales, reduciendo la posibilidad de que tengamos una lesión. Cuando no es así, nuestra musculatura proporciona un soporte más laxo a nuestra espalda, de manera que es fácil que tengamos malas posturas que terminen en dolores y contracturas musculares.

La espalda es una estructura física que tiene como función principal proteger la médula espinal pero también mantener el cuerpo erguido y en equilibrio, sostener la cabeza y permitir flexibilidad y movimiento; por tanto debe ser una estructura sólida a la vez que flexible. Para proporcionar estas — y otras — funciones, la espalda está compuesta por un conjunto de huesos y músculos cuya biomecánica debemos conocer mínimamente para cuidarla de forma correcta.

La columna vertebral está formada por un conjunto de treinta y tres vértebras, separadas por veintitrés discos intervertebrales. Las vértebras se nombran en función de la zona que ocupan, por tanto tendremos siete cervicales que soportan la cabeza, doce dorsales que soportan la parte alta de la espalda y cinco lumbares en la parte baja, seguidas de las últimas nueve vértebras, que se encuentran fusionadas en los huesos sacro y coxis. Los discos intervertebrales —compuestos en un 90% de agua— sirven de amortiguador entre las vértebras y es suficiente con un número menor por la fusión de las vértebras que forman el sacro y el coxis. Tanto los discos como las vértebras son muy resistentes y la forma en la que están unidas proporcionan solidez y flexibilidad a la espalda: si miramos la columna de frente, es una recta vertical pero si la miramos de perfil, observamos unas curvaturas que le aportan mucha resistencia a la carga del peso de nuestro cuerpo, es decir, en sentido vertical. Además, cada vértebra tiene un agujero de manera que entre todas forman el canal medular, por donde pasa la médula espinal. Esta estructura de hueso, junto con el sistema muscular de la espalda, son los encargados de proteger este importante canal nervioso.

La otra parte fundamental de nuestra espalda es la musculatura. Los músculos abdominales —recto y transverso del abdomen— se encuentran en la parte del vientre y protegen los órganos internos. Estos junto con el psoas-iliaco —que se extiende desde la última vértebra dorsal hasta los muslos— ayudan a flexionar la columna. Los músculos paravertebrales se encuentran en la parte posterior del tronco y se extienden desde la nuca hasta la pelvis. Además, los glúteos junto con el piramidal y los isquiotibiales ayudan a dar una base estable a la columna.

Nuestro ritmo de vida incide directamente en nuestra salud. En el caso de la espalda, si no tenemos un tono muscular adecuado o no cuidamos las posturas que adoptamos a lo largo de nuestra actividad diaria, es más que posible que en algún momento nos aparezcan molestias. Si llevamos una vida sedentaria sufriremos de una falta de fuerza en los grupos musculares que contribuyen al buen funcionamiento de nuestra espalda, facilitando la aparición de contracturas y lesiones. Debemos lograr integrar en nuestro día a día hábitos posturales adecuados con el fin de conseguir minimizar los riesgos de lesión.

Existen muchos malos hábitos en el día a día que alteran la forma natural de nuestra columna vertebral. ¿Quién no ha hablado alguna vez sujetando el teléfono con el hombro? Al inclinar la cabeza estamos desviando la columna a una posición forzada, aumentando el riesgo de lesión en los discos vertebrales. También es habitual —sobre todo en mujeres— llevar el bolso en bandolera, de manera que el peso cae sobre un lado mientras se altera la postura corporal para compensar la carga. Incluso si nos sentamos y tenemos la cartera en el bolsillo trasero del pantalón —en este caso la mayoría de casos es en hombres— estamos añadiendo al glúteo una cuña que desalinea la base de la columna. Tampoco debemos sentarnos en los bordes de las sillas, pues forzamos la zona lumbar innecesariamente.

La higiene postural aglutina un conjunto de pautas que nos indican cómo mantener una posición correcta del cuerpo —principalmente de la columna vertebral— tanto en estados de reposo como de actividad. El principal objetivo es disminuir la aparición de lesiones y dolores. En caso de la aparición de dolor, estas pautas también nos indicarán cómo mitigarlos.

Por ejemplo, a la hora de levantar cargas, será menos dañino para nuestra espalda si en lugar de flexionar el tronco y realizar la carga con la espalda, doblamos las rodillas y realizamos el impulso de carga con las piernas manteniendo la espalda recta, o cuando realizamos la compra, es preferible repartir la carga en varias bolsas y así llevarla con ambas manos, de manera que la columna realice la carga en posición vertical. Otras de las recomendaciones son las que se deben aplicar a la hora de estar tumbado, donde lo ideal es que la espalda se encuentre apoyada en la posición que tiene de forma natural cuando estamos de pie; esto puede conseguirse colocándonos en posición fetal, o bien boca arriba con las rodillas flexionadas.

Hoy en día es muy habitual el trabajo de oficina, con lo que es importante aplicar una correcta higiene postural durante la jornada laboral. Puesto que vamos a estar varias horas al día sentados, debemos contar con una silla de oficina que nos permita adaptarla a nuestra fisonomía particular, por lo que es necesario que tanto el asiento como el respaldo sean regulables en altura, con el fin de poder colocarnos correctamente respecto a nuestra mesa de trabajo: espalda recta con la zona lumbar apoyada sobre el respaldo, piernas en ángulo recto con los pies en el suelo —o complementado con un reposapiés en caso necesario—, codos a la altura de la mesa para evitar inclinaciones excesivas sobre el puesto de trabajo, reposabrazos que nos sirvan como punto de apoyo a la hora de realizar movimientos, y si la sillas es giratoria con ruedas —cinco para evitar sorpresas— mejor que mejor. Tampoco tenemos que olvidar la importancia de estar de frente a nuestro foco de trabajo —por ejemplo un monitor—, tener una iluminación adecuada y por supuesto, de realizar los descansos oportunos para relajar la postura de la columna.


Por tanto, es importante conocer las pautas de higiene postural que debemos aplicar en nuestro día a día con el fin de evitar problemas posturales. Contar en nuestro trabajo con una silla de oficina que nos permita sentarnos de manera adecuada y desarrollar actividades físicas que nos saquen de la rutina sedentaria son buenos hábitos que nos ayudarán a mantener la postura natural de la espalda.

10 originales formas de sentarse

La silla es un objeto cotidiano presente en cada uno de los rincones del planeta. Las hay de todos los tipos: con respaldo y sin él, reclinadas, rectas, con brazos, con cuatro patas, con tres, dos y una. Las hay de una pieza o de varias. También las hay de casi cualquier material: madera, piedra, metal, plástico. Y en cuanto a su uso; se extiende desde el más cotidiano acto de sentarse a la mesa para comer o leer, pasando por su uso en el trabajo e incluso ceremonias religiosas.
Este objeto, con más de 2500 años de antigüedad, no solo ha sido un simple mueble cuya función se limitaba al reposo  (aunque hasta principios del siglo XX eran objetos exclusivos de la clase acomodada) sino que desde su invención ha sido usado como emblema de autoridad (como en el caso de los actos religiosos o de la realeza).
En la actualidad, además de ser utilizado como objeto del arte vanguardista y conceptual, como el del artista Joseph Kosuth en su destacada obra  Una y tres sillas, es un objeto en torno al cual se han volcado grandes dosis de creatividad.
El objetivo de este artículo es dar a conocer algunos de los diseños  de sillas más originales; desde los más clásicos y famosos hasta los más innovadores, creativos y vanguardistas.

1. Silla anti crisis
Como no podía ser de otra manera, hemos de comenzar con la tan manida crisis económica que nos azota (aunque bueno, según muchos políticos esta ya ha terminado). En este caso, la silla anti crisis es un modelo conceptual de un diseñador portugués llamado Pedro Gomes.

La idea del diseñador está clara: descansar mientras ahorramos utilizando uno de los objetos cotidianos de la casa. Así podremos ir echando esas moneditas sueltas y, en caso de necesidad, usar la sierra que lleva incorporada (aquí podéis ver todo el proyecto).

2. Silla Thonet
Continuamos con una de las clásicas. Esta silla ha marcado un antes y un después en la historia del diseño de sillas. Es la primera silla de madera curvada,  diseñada por el carpintero Michael Thonet. Este modelo sigue siendo moderno pese a que hace ya más de 100 años que se inventó. Entre otras cosas, uno de los grandes avances que aportó fue que permitió extender su uso más allá de la gente privilegiada.


3. Strucchair
En este caso os presentamos una original forma,  o –mejor dicho- formas,  de sentarse.  La versatilidad de este modelo radica en que puede colocarse en diferentes tipos de superficies, incluso irregulares, ya que posee una estructura adaptable y todoterreno. Además está construido en un material que permite su uso (de hecho, lo recomiendan) en el exterior. Este asiento ha sido desarrollado por la diseñadora Dóra Medveczky, y en su portfolio podéis ver todas las aplicaciones de este innovador asiento.

4. Silla Cesca
Un clásico entre los clásicos. Esta silla, desarrollada por Marcel  Breuer, es una pieza básica y clave en el diseño industrial. Junto con  otros modelos de mobiliario (como la silla Cantilever, que veremos más a delante)  este  diseño forma parte de una serie de muebles clásicos de tubo de acero de los más conocidos y producidos a nivel mundial. Obviamente, el elemento más destacable de su composición es el uso del tubo de acero (el leitmotiv de esta serie) en combinación con el trenzado de mimbre.

5. Cut chair
La “silla cortada” ha sido diseñada por Peter Bristol. Este modelo presenta una sola pata intacta mientras que el resto han sido cortadas. Esto provoca la ilusión óptica de que está a punto de desmoronarse. Pero tranquilos, que os podríais sentar sin problema ya que presenta una gruesa placa de acero oculta bajo la alfombra. Esto le da equilibrio y permite que nos podamos sentar.

6. Silla Cantilever
¿Quién no ha visto alguna vez esta silla en cualquier oficina? Esta es la primera silla oscilante de la historia, un claro ejemplo de la originalidad del diseño del siglo pasado. Ha sido históricamente atribuida a Mart Stam (en 1927) gracias a sus investigaciones con tuberías de gas, aunque hay otros diseñadores (como Mies van der Rohe o Marcel Breuer) que desarrollaron modelos similares en la misma época. De esta manera se consiguió desarrollar la base sobre la que se asientan estas sillas: un voladizo que no reposa sobre cuatro patas.


7. Suitcase Chair
Este modelo de silla ha sido confeccionado con maletas clásicas. A partir de estas maletas en desuso, la diseñadora Katie Thomson, ha desarrollado toda una cómoda (al menos en apariencia) línea de mobiliario. Una estructura interna de acero da soporte al asiento y lo refuerza para aguantar el peso. En el caso de la imagen que mostramos han finalizado el diseño con un tapizado en lino blanco y patas de madera; un modelo muy vintage.

8. Silla Ant
Este diseño, del arquitecto y diseñador danés Arne Jacobsen, es un ejemplo de cómo economizar, eliminando una de las patas,  y ser original. Este modelo se presenta en una sola pieza que sirve de forma simultánea de asiento y respaldo, siendo la primera de este tipo moldeada sobre una sola pieza. Para mayor comodidad incluyen capas de algodón entre las capas de madera. El nombre (Ant) surge de la forma que adquiere la silla, simulando una hormiga. Resultó una idea tan innovadora y exitosa que a pesar de su precio, se produjeron varias series y no se han dejado de fabricar desde 1952.

9. Cactus Chair.

Este modelo diseñado por la compañía neoyorkina Cengiz Deger, busca la experimentación en el campo de los efectos visuales con el fin de otorgar al usuario una experiencia inigualable. Y con inigualable no queremos decir “placentera” pues trata de generar  una sensación de cierto malestar al introducir un cactus bajo la zona del asiento, esperando a nuestras posaderas. A pesar de ser conscientes de que el cactus no es una amenaza real, el proyecto consigue transmitirnos esta sensación de desasosiego. Originalidad no le falta, eso sí, esperamos que de verdad el cristal sea resistente, de lo contrario el sufrimiento será por partida doble.

10. Panton Chair
Este modelo, diseñado por el danés Verner Panton y elaborado en material sintético en una sola pieza, es considerada un clásico del diseño moderno, habiendo sido premiado en multitud de ocasiones. Su influencia en el arte es tal que uno de los primeros modelos, desarrollados en los años 60, forma parte de la exposición permanente del MoMA, el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

La silla del director: actores que toman el control

¿Cuál es el secreto para enamorar a la cámara? ¿Cómo se llega a realizar una gran interpretación? Son sólo algunas de las preguntas que se realizan todos aquellos que aspiran a ser alguien en el mundo del cine. Son distintas y muy variadas las características que definen a un buen actor —o a una buena actriz— y estas características no son aplicables para todos los intérpretes de la misma manera. Un buen físico, un rostro atractivo, una voz profunda y un lenguaje corporal que ayude a contar cualquier historia son elementos que indudablemente ayudan a la hora de abrirse camino para ponerse delante de las cámaras, pero puede no ser suficiente para conquistar al gran público. Un intérprete puede ser capaz de dar vida a un personaje después de leer un guión, pero es el momento en el que realmente  se transforma en ese personaje cuando lo hace creíble para el resto del mundo y consigue transmitir los sentimientos que hacen una actuación consistente. Consigue pasar de un personaje plano en dos dimensiones a una persona real con una circunstancia propia.
 
Además, cuando consigue entender y representar el personaje, el actor debe saber ponerse a las órdenes del director, ya que será este último quién orqueste todos los guiones, actuaciones, tomas de cámara, montajes, etc. para contarnos la historia tal y como la ha imaginado. Es por tanto el director el responsable último de su obra.
 
No son pocos los actores que han alternado — o incluso cambiado completamente— su carrera profesional y se han pasado detrás de las cámaras para ocupar la silla del director. Si la interpretación exige una serie de cualidades para conquistar al público, ¿qué es necesario para ser un buen director? ¿es suficiente con ser un buen actor para ser un buen director? Cuando un intérprete consigue alcanzar éxito en el mundo del cine, que se pase a la silla de dirección parece casi un reclamo promocional para seguir poniendo su nombre en cartelera. Además, será una ayuda extra para encontrar tanto buenas historias como productores que apoyen sus proyectos. Pero si en el caso de un intérprete no es suficiente contar con una cara bonita, en el caso del director hay que tener algo más que un buen nombre para ganarse una silla.
 
Como hace poco ha tenido lugar la octogésima séptima edición de los Óscars, los premios que entrega anualmente la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas reconociendo aquellos trabajos destacados durante el año anterior, veamos algunos ejemplos de actores-directores que han obtenido este galardón y por tanto representan algunas de las características que debe tener un director de éxito:
 

  • Clint Eastwood comenzó su carrera como actor en 1955 y dio el salto a director en 1971. A sus 84 años de edad ha dirigido más de treinta películas y ha ganado el galardón a mejor director en dos ocasiones, con las películas Sin perdón (1992) y Million Dollar Baby (2004). Además, ambas fueron ganadoras del Óscar a mejor película. Su última película ha sido candidata a mejor película en la pasada edición.

 

  • Woody Allen es otro clásico en esta categoría. Debutó en 1966 como director y a día de hoy ha dirigido más de cuarenta películas, además de actuar y escribir en otras tantas. Ganó la estatuilla de la academia en 1977 con Annie Hall. Su última cinta es del año pasado, por lo que sigue activo a sus 79 años.

 

  • Mel Gibson después de una carrera de éxito en los noventa basada principalmente en su aparición en películas de acción, se pasó a la dirección en 1992, consiguiendo ganar el Óscar en 1995 a mejor director y mejor película con Braveheart. Actualmente está prácticamente retirado del mundo del cine.

 

  • Sofia Coppola tuvo una breve carrera como actriz, siendo en la dirección donde ha ganado mayor reconocimiento del público. En 2003 ganó el Óscar al mejor guión original con Lost in Translation, con la que también fue nominada en la categoría de mejor director. Es la tercera mujer en estar nominada en esa categoría, y la primera norteamericana.
 
  • Jodie Foster es otra de las actrices que ha dado el paso a la dirección. Comenzó a trabajar como actriz en televisión a los seis años. Después de aparecer en numerosas películas y series de televisión, se pasó a la dirección en 1988. Por el momento ha dirigido tres películas y varios episodios en series televisivas. Por sus actuaciones ha ganado el Óscar en dos ocasiones y ha estado nominada otras dos.

 
A pesar de ser una breve muestra, parece que un buen director —o directora— elige buenas historias, sobre todo aquellas que sea capaz de transmitir al público con una sensibilidad especial, tratando de realizar una obra que deje huella, aspirando a convertirse en una obra de referencia. Ellos lo consiguen con constancia, pasión y compromiso por su profesión.
 

El Trono de Hierro. Una silla más que codiciada

“La semana anterior había sido dura, después del largo viaje para llegar al nuevo destino donde desde ahora desarrollaría su actividad. El clima en esta época del año no era especialmente bueno pero el tiempo siempre es más templado en la costa. Esto también ayudaba a que la nueva ciudad tuviera mucha más vida que aquella de la que venía, donde reinaba el frío invierno. El nuevo clima se traducía en un murmullo constante y en una mezcla de todo tipo de olores. Se vistió con ropas más livianas, se sentía extraño y se dirigió hacía el edificio donde sabía que pasaría un día tras otro atendiendo al consejo -a su superior- y en fin, a todo el que tuviera algo que decir. El trayecto hasta la sala fue corto. Atravesó la puerta flanqueada por guardias y vio su destino al fondo. Cruzó el frío salón mientras era observado por más guardias que contenían a curiosos y solicitantes. Ascendió unos pocos escalones que lo elevaron del resto de la sala y tomó asiento, no sin antes recibir un corte en la palma de su mano derecha… de golpe recordaba quién era y dónde estaba: era La Mano del Rey, acababa de sentarse en el Trono de Hierro y ahora gobernaba los reinos de Poniente. Así pasaría los días desde ahora, sentado en ese trono que no le dejaría olvidar dónde se encontraba”

Después del gran éxito que ha tenido la adaptación televisiva de la obra Juego de Tronos, hay muchas posibilidades de que hayas recordado con el párrafo anterior la llegada de Ned Stark a Desembarco del Rey desde la fría Invernalia para ejercer como La Mano del Rey, aquel que gobierna como si fuera el rey para que éste último pueda dedicarse a otros asuntos. Este es uno de los eventos que pone en marcha la trama ideada por George R. R. Martin, autor de la obra original, donde varios grupos monárquicos luchan por el control del Trono de Hierro, el símbolo que representa el poder y el control sobre los Siete Reinos de Poniente.

George R. R. Martin comienza la serie Canción de Hielo y Fuego en 1.996 con la publicación en Estados Unidos del primer volumen, Juego de Tronos. En 1.997 gana los premios Locus y Hugo, y fue nominado para el premio Nébula. La versión traducida llega a España en octubre de 2.002. Hasta el momento son cinco los libros publicados, y mientras tanto el autor prepara su sexta entrega, Vientos de Invierno.

Por la extensión de las novelas, el autor se plantea que será necesaria una serie para llevar a la televisión Juego de Tronos, después de recibir propuestas para adaptar dos películas. Es en 2.006 cuando David Benioff y D. B. Weiss presentan el proyecto a la cadena americana HBO, que adquiere los derechos de producción en 2.007. Tras la emisión del episodio piloto en 2.011, se firma una segunda temporada con un presupuesto de 70 millones de dólares. Hoy en día estamos a la espera del estreno de la quinta temporada, y según parece se plantean llegar hasta la octava para continuar con películas adicionales con las que completar la trama todavía incompleta.

El deseo de controlar El Trono de Hierro marca el ritmo de las historias que aparecen tanto en la novela como en la serie de televisión, convirtiéndose por derecho propio  en un icono de la franquicia. HBO ha tenido varias réplicas de esta silla dando vueltas por el mundo para los diferentes eventos de promoción y así hacer las delicias de los millones de fans. Incluso se ha puesto a la venta una versión de casi dos metros de alto en fibra de vidrio y resina por aproximadamente 28.000 €, para que podamos sentirnos en el salón de nuestra casa como si gobernáramos Poniente a nuestro antojo.

Ned Stark sentado en el Trono de Hierro. Imagen promocional de Juego de Tronos

George R. R. Martin, en su blog, reivindica que el diseño planteado por HBO para la serie es genial, le encanta y se adapta a las necesidades de la misma, pero deja claro que esta es la versión de la serie y no la versión del trono que él imagina cuando escribe. Para él ha resultado especialmente frustrante que desde que en 1996 se publicó el primer libro de Canción de Hielo y Fuego, docenas de artistas han representado el trono, dando lugar a docenas de versiones diferentes. En sus propias palabras:

“He dicho en repetidas ocasiones que el Trono es gigantesco. Sobresale de la habitación como una gran bestia. Y es feo. Es asimétrico. Está construido por herreros no por artesanos y expertos en fabricación de muebles. Tienes que andar los escalones de hierro, y cuando un rey se sienta está como a tres metros sobre los demás… Está en una posición elevada mirando desde arriba a todos los demás”

 
A pesar de que Martin reconoce que para millones de seguidores de la serie la versión televisiva es y será el trono por excelencia (incluso admite que es más verosímil que el suyo aunque no esté realizado realmente en hierro), para su libro ilustrado The World of Ice & Fire contó con la ayuda del ilustrador Marc Simonetti, con el que trabajó sobre diferentes versiones hasta llegar a una que el autor dice poder usar como referencia para futuras consultas sobre el trono.


El Trono de Hierro por Marc Simonetti 

En esta versión sí podemos apreciar la crudeza de las descripciones propuestas por Martin, donde la silla de metal es brutal desde un primer vistazo, despertando terror y admiración a partes iguales, fabricado con miles de espadas, sin permitir reclinarse a quien se siente en él. No debe olvidar dónde está sentado.

Como el autor reconoce, llevar a la pequeña pantalla esta representación habría consumido por si sola el presupuesto de producción de un episodio completo, además de los numerosos problemas logísticos que habría generado a la hora de encontrar un salón adecuado a su tamaño.  

El arte de lo cotidiano: Una y tres sillas

Los objetos que nos rodean, aquellos con los que interactuamos cada día son los que crean el mundo. Pero estos objetos no forman parte de nuestro mundo, no existen como tal hasta que no les damos un nombre, una explicación; no forma parte de nuestras vidas hasta que no adquieren un significado y, de esta manera, pasa del mundo de las ideas a formar parte de nuestro entorno.
 
La visión del arte cambió con las aportaciones de Marcel Duchamp (1887-1968), un artista y ajedrecista francés que apostó por presentar los objetos como ideas y crear arte a partir de estos, de tal manera que no se viesen como meros objetos decorativos. Parece que existe cierto consenso en el mundo del arte en situar a Duchamp y sus ready-mades como el origen del arte conceptual.
 
En este marco, en el arte conceptual prevalece la visión de los objetos como la idea del mismo, como elementos conceptuales sobre su representación física o la propia realización artística. De esta manera, la exhibición final de la obra carece de valor respecto al proceso creativo y a la elaboración de la obra, así como los productos intermedios: bocetos, apuntes, etc. Es esta una forma de expresión donde los objetos presentados invitan a la estimulación intelectual de quienes los observan, destacando en una obra de arte esta capacidad de estimulación sensorial. Los medios utilizados para llevar a cabo esta ardua tarea son el texto, la fotografía y el vídeo, los cuales presentan todas las característica necesarias para llevar a cabo la misión de que la idea tras la obra es más importante que la obra en sí.
 
Dentro de esta corriente artística encontramos a unos de los padres del conceptualismo: Joseph Kosuth (1945-), artista estadounidense formado en el campo artístico así como en las disciplinas de la filosofía y antropología. Su trabajo abraza las ideas artísticas de Duchamp, pero también las teorías de los filósofos Ludwig Wittgenstein (en cuyo homenaje tituló a sus obras más conocidas como Investigaciones) y A. J. Ayer.
Uno de los problemas que a los que se enfrentó Kosuth es la disrupción que hay entre las palabras y los objetos definidos por estas, de ahí su indagación en las teorías de Wittgenstein y A. J. Ayer; a través de las cuales descubre que la realidad se encuentra en el lenguaje, que es lo único que permite la posibilidad de conocer y comunicar la realidad. De esta manera, Kosuth  aplicó las teorías del lenguaje al arte; las ideas y significados de los objetos pasaban a formar parte de la propia obra, adoptando el paso de la apariencia al concepto y reivindicando el proceso mental para llegar a un resultado artístico, destacando que el arte es mucho más que la presentación de objetos decorativos.
 
Desde su etapa más temprana como artista y tras completar sus estudios en la School of Visual Arts de Nueva York, desarrolla una básica teórica en sus obras y se convierte en uno de los líderes del arte conceptual, con una clara intención de liberar al arte del encadenamiento al que son sometidas las formas, que lo reducen a meras apariencias. Además, se revela como el abanderado de una corriente que siente un rechazo absoluto por la producción y la visión mercantilista de las obras de arte. Este radical planteamiento de la creación artística, visto como un mero producto de consumo, pretende ser eliminado – en el arte conceptual en general y de la obra de Kosuth en particular- mediante la reducción de las obras de arte a la mínima expresión objetual. Pese a este rechazo, en la actualidad su obra se exhibe en los más importantes museos del mundo.
 
En 1966, Joseph Kosuth presentó Art as Ideas as Idea, obra precursora de las ideas que presentaría posteriormente en su artículo Art after Philosophy. En esta obra de 1966, establece el paradigma del arte conceptual tomando como esencia de meditación el lenguaje y la representación a través del mismo. En este trabajo expuso una visión intelectual del arte y cómo la propiedad primordial del arte es una concepción filosófica y lingüística, llegando a afirmar que “el arte es, de hecho, la definición del arte”.
 
Su obra de 1969 Art After Philosophy se convierte en su principal manifiesto donde cita a Duchamp (y sus ready-mades) como el verdadero creador de la revolución artística. Es esta una obra reivindicativa donde aborda el arte como un proceso filosófico y lingüístico a través de elementos que adquieren cuerpo en el mundo real mediante el uso de textos y lo transforman, desmaterializándolo. Es esta desmaterialización del arte la base de lo que se considera el arte conceptual, otorgando toda la importancia a la idea y sometiendo al soporte de la misma a algo totalmente prescindible.
 
A partir de 1965, Kosuth comienza con sus “pre-investigaciones”, de las que surge la que fue con toda probabilidad su obra más célebre “Una y tres sillas” (One and three chairs. 1965). Con tan solo 20 años crea la que se considera primera instalación conceptual. En ella presentó una silla plegable, una fotografía de esta silla a tamaño real y un letrero que con la definición del término “silla” obtenida del diccionario.
 
Con esta obra, el artista conceptual pone de manifiesto que no es necesaria la creación de los objetos; resulta suficiente la definición de los mismos. Con la elección de objetos cotidianos, en este caso una silla (en principio sin ningún tipo de vinculación con el arte), Kosuth convierte el objeto en arte y consigue alejarlo de cualquier connotación decorativa. Sin embargo, a través de esta obra genera un concepto global: el objeto (la silla), su representación (a través de la fotografía) y la definición (texto). En la obra se confrontan tres situaciones con un vínculo lingüístico. Parece estar preguntándonos ¿es un mismo elemento?¿Son tres situaciones diferentes? Con esta representación se propone hablar de la realidad tratando de captar la naturaleza conceptual de la obra de arte a través del lenguaje, contribuyendo a la reducción del objeto a un mero elemento decorativo y exponiendo su componente filosófico e intelectual. El propio artista señaló que “El arte que yo denomino conceptual lo es porque se basa en una investigación en torno a la naturaleza del arte”.
 
Con la obra “Una y tres sillas” comienza el estilo antiformalista; el uso de un código se aproxima a la realidad a través de una misma reflexión desde perspectivas distintas. Se trata de un código bífido con un componente visual y verbal.
 
En su reacción  contra el formalismo, separando entre estética y arte, la definición de obra de arte por el propio autor, no deja lugar a dudas de lo que pretende con su obra: “las obras de arte son proposiciones analíticas. Es decir, si son vistas dentro de su contexto -como arte- no proporcionan ningún tipo de información sobre ningún hecho. Una obra de arte es una tautología por ser una presentación de las intenciones del artista, es decir, el artista nos está diciendo que aquella obra concreta de arte es arte, lo cual significa que es una definición del arte. Por eso, que es arte es ya una verdad a priori (que era precisamente lo que Judd quería decir al constatar que «si alguien dice que es arte, lo es»)”.
 
Pese a que “Una y tres sillas” es considerada una obra emblemática del arte conceptual, no ha estado exenta de polémica; siendo calificada por algunos críticos -como es el caso de Catherine Millet- como una obra puramente formalista, en contradicción con la visión de Kosuth.