El síndrome post vacacional

EL SÍNDROME POST VACACIONAL SE GESTA UN MES ANTES DE LAS VACACIONES.
De hecho se lucha contra el síndrome post-vacacional antes, durante y después de las vacaciones, y no solamente al regreso. Es necesario para ello asumir una perspectiva de “prevención y acción”:

ANTES DE LAS VACACIONES:

  1. Evitar pensar en las vacaciones como la “Solución a nuestros males”, “El momento en que nuestros sueños se hacen realidad”, “El momento de felicidad ante una vida de esfuerzo y sacrificio” o como “Lo mejor de nuestra vida”, sino como un momento de descanso a aprovechar.
  2. Evitar programar estar ausente durante periodos largos de tiempo: las clásicas vacaciones de 1 mes nos alejan demasiado tiempo del entorno laboral, lo cual no nos permite “controlar” o prever lo que podemos encontrar al regreso: mayores dificultades para afrontar los cambios o la gran cantidad de trabajo acumulado que conlleva (imaginemos 1 mes de e-mail sin atender).
  3. Evitar concentrar las vacaciones en un solo periodo al año primando más bien la posibilidad de disponer de 2 periodos de vacaciones al año, y un par de días sueltos para aprovechar en coincidencia de puentes u otras fechas de interés: nos ayudará a pensar que no tendremos que esperar mucho tiempo para volver a disfrutar de ellas.
  4. Planificarse una vuelta al trabajo con tareas cortas y sencillas:   “trabajo light” (limpieza de la mesa, archivo de documentos, correo, etc.), en contra de la recuperación de “marrones no resueltos”.
  5. Irse de vacaciones con los deberes hechos y evitar marcharse con frentes abiertos, proyectos por entregar y decisiones por tomar.

DURANTE LAS VACACIONES:

 

  1. Dedicar cierto tiempo al descanso y la contemplación antes que intentar “aprovecharlo” todo hasta el último segundo: esto nos llevaría a estresarnos por hacer cosas, antes que relajarnos.
  2. Evitar estar ociosos o dormir todo el tiempo, ya que esto abriría el diferencial de ritmo de vida al regreso.
  3. Realizar actividades que nos permitan seguir manteniéndolas a lo largo del resto del año, esto aliviaría el diferencial entre “vacaciones” y “periodo de trabajo”.
  4. Mantener unos horarios de comida y descanso similares a los que se siguen cuando se trabaja, sobre todo dos o tres días antes de la incorporación.
  5. Evitar “saltar de la colchoneta a la silla de trabajo”, pudiendo volver de las vacaciones dos o tres días antes de reincorporarse al trabajo.

DESPUÉS DE LAS VACACIONES:

 

  1. Seguir actividades que empezamos a practicar durante las vacaciones: nos ayudará a mantener aquellos momentos agradables que disfrutamos durante las vacaciones.
  2. Tener o buscar cosas placenteras que hacer durante los primeros días de regreso nos ayudará a descentrarnos de la melancolía y nos enfocará hacia pensamientos y acciones positivas.
  3. Pensar en organizar las siguientes vacaciones: saber que estamos organizando otras vacaciones nos ayudará a ver las próximas vacaciones más cercanas.
  4. Realizar pequeños cambios en el entorno físico de trabajo (mesa, paredes, etc.) con el fin de evitar asociarlo con el periodo previo a las vacaciones y evitar agravios comparativos entre la bonita sensación de relajación de las vacaciones y el estrés del día a día del trabajo.
  5. Organizar la agenda diferenciando lo importante de lo urgente.
  6. Programar nuestra mente enfocándola hacia los nuevos retos a alcanzar y posibles beneficios que nos puede traer la próxima etapa laboral: nos ayudará a poner en marcha acciones de voluntad hacia el trabajo antes que permanecer en una actitud pasiva, de expectativa, o defensiva.
     

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