La química al servicio de la comodidad

Que la ciencia y la tecnología están al servicio de la sociedad es un hecho. Además, es innegable que los avances científicos nos facilitan la vida en nuestros quehaceres diarios, aunque a menudo la investigación nos parezca que es algo muy alejado de nuestro entorno. Nada más lejos de la realidad.

Desde el microondas a internet pasando por los antibióticos, vehículos, alimentos que perduran más de lo habitual y hasta la ropa con la que nos vestimos. Todo ello es posible gracias a los avances científico técnicos.

Muchos de estos grandes logros son gracias a los avances en la Química; tanto en los productos como en los procesos. Uno de elementos más “famosos” de este último año ha sido el grafeno (que ya ha sido bautizado como “el material del futuro”), al que se le han dedicado multitud de portadas, no solo en publicaciones de ámbito científico sino de interés general.

Este elemento permitió a los rusos André Konstantinovich y Konstantin Sergeevich ganar el Premio Nobel de Física en 2010, por sus descubrimientos sobre el material bidimensional del grafeno.

Este archiconocido elemento,  el grafeno, es una molécula formada por átomos de carbono formando anillos aromáticos (hexágonos) fusionados, con la particularidad –y he aquí lo que le otorga sus cualidades únicas- de que presenta el grosor de sólo un átomo de carbono.
Se prevé su uso, no solo en la investigación sino en multitud de campos como la industria alimentaria, fabricación de baterías para vehículos que funcionen sin combustibles fósiles, en la fabricación de teléfonos móviles más flexibles y robustos, en la industria del blindaje, tratamiento de residuos y aguas, y –como no- en la biomedicina.

Sin embargo, existen otros muchos elementos ajenos al grafeno que llevan muchos más años facilitándonos la vida, como son los poliuretanos (polietileno o polipropileno, por ejemplo). Estos compuestos son polímeros obtenidos a través de la reacción química de isocianatos y alcoholes polihídricos. Este grupo de compuestos es muy variable ya que puede ser cualquier polímero que contenga un enlace uretano en su cadena principal, y presentan una buena elasticidad y flexibilidad, así como resistencia a la y al corte. Esto le otorga gran una versatilidad en sus aplicaciones industriales.

Aunque históricamente  a los poliuretanos se les ha conocido por su uso en la fabricación de espumas, estos compuestos son mucho más que esto. Por ejemplo, un elastómero termoplástico de poliuretano es lo que se conoce como Spandex, que se vende bajo el nombre comercial Lycra, que son las fibras más usadas para dar elasticidad a los tejidos.

Otro uso muy habitual de los poliuretanos es como aislante, ya que posee un coeficiente de transmisión de calor muy bajo y alta hidrofobicidad, lo que permite usar planchas con menor espesor para conseguir un mayor aislamiento.

Gracias a su gran adherencia, se ha convertido en un producto ampliamente utilizado en la construcción, ya que –además- al ser altamente termoestable y presentar buena rigidez, refuerza las superficies aisladas e impide el crecimiento de microorganismos en su superficie. Otros usos comerciales que se le ha dado a este grupo tan heterogéneo de compuestos químicos, está la fabricación de adhesivos, zapatos o esponjas (poliuretanos más flexibles), muebles o –incluso- bañadores para la alta competición (los llamados “bañadores milagrosos”), aprovechando las cualidades de este material que permite la oxigenación muscular, mantienen una posición hidrodinámica óptima, repele el agua y aumentan la flexibilidad.

Dentro de este grupo existen los poliuretanos de alta densidad que son usados para elaborar componentes de automóviles, suelas de zapatos, piezas en la industria naval y partes de muebles. Estos poliuretanos son ampliamente utilizados en la fabricación de sillas de oficina ya que permiten tener un perfecto equilibrio entre solidez y flexibilidad, siendo uno de los componentes principales de los materiales usados en el campo de la ergonomía.

Como hemos podido comprobar, la investigación científica no hace la vida más fácil. Todos estos avances en el descubrimiento de nuevos compuestos y la diversificación de sus aplicaciones nos han permitido tener vehículos más robustos, prendas más flexibles y duraderas, materiales de construcción más sólidos, aislantes más eficientes y calzado y sillas más cómodas y saludables.